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dichos del Profeta

Mensaje del Profeta

  • Relató Ibn 'Abbas (que Allah esté complacido con él) que el Mensajero de Alá (la paz sea con él) dijo entre lo que relata de su Señor: “Ciertamente Alá ha escrito (diferenciando) las buenas y las malas obras, luego aclaró esto diciendo: Quien haya intentado hacer una buena obra, y luego no la haya completado, Alá le escribirá en su favor una buena obra completa, y si la intentó hacer y la completó, Alá la escribirá para él como diez buenas obras y hasta setecientas veces o muchas más, y si ha intentado cometer una mala obra pero no la ha completado, Alá habrá de escribírsela como una buena obra completa, y si intentó cometerla y llegó a completarla, Alá la escribirá como una sola mala obra”. (Transmitido por Bujari y Muslim)

     

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El Profeta (la paz y las bendiciones de Dios sean con él) era la persona con más valentía y coraje. Esto está evidenciado por el hecho de que él se levantó en contra de los no creyentes por su cuenta, llamando al monoteísmo (tawhid) y a la adoración sincera de Alá (Todopoderoso)sin asociados. Los no creyentes se opusieron a él y se unieron para hacerle la guerra. Ellos abusaron de él severamente y conspiraron para matarlo en varias ocasiones, pero aquello no lo aterrorizaba ni lo disuadía; en lugar de eso, esto incrementaba su persistencia en la da`wah y la adherencia a la verdad que había venido a él. Desafiando a los tiranos de la tierra declaró:

“Por Alá, si ellos pusieran el sol en mi mano derecha y la luna en mi mano izquierda para que yo abandone este asunto, no lo abandonaría hasta que Alá lo haga un éxito o muera en el intento.”

Anas ibn Malik (Allah esté complacido con él) dijo: “El Mensajero de Alá (la paz y las bendiciones de Dios sean con él) fue la mejor de las personas, la más generosa de las personas y el más valiente. Los habitantes de Medina se asustaron con un sonido una noche por lo que algunos de ellos salieron hacia éste, pero ellos se encontraron con el Mensajero de Alá (la paz y las bendiciones de Dios sean con él) que volvía. Él había salido antes que ellos para investigar el sonido, montando un caballo sin silla que pertenecía a Abu Talhah(Allah esté complacido con él) con una espada atada a su cuello. Él les dijo: “No teman, no teman.”  An-Nawawi comentó: “Uno reconoce su coraje por el extremo apuro con el que salió a enfrentar a un posible enemigo antes que cualquiera otro lo hiciera; él había investigado la situación y estaba de regreso antes de que sus compañeros llegaran allí”.

Yabir (Allah esté complacido con él) narró: “Nosotros estábamos cavando la trinchera [para defender a la ciudad] cuando llegamos a una gran roca. Ellos fueron donde el Profeta (la paz y las bendiciones de Dios sean con él) y le dijeron: ‘Esta inmensa roca está obstruyendo la [excavación de] la trinchera.’ El Profeta (la paz y las bendiciones de Dios sean con él) dijo: ‘Yo voy a bajar.’ Él tenía una piedra atada a su estómago [por el hambre]; nosotros habíamos estado tres días sin probar comida. El Profeta (la paz y las bendiciones de Dios sean con él) tomó la pica y golpeó la inmensa roca. Esta se volvió arena, esparciéndose por la tierra. (Al-Bujari) Esta dura roca, la cual ninguno de los compañeros podía romper, se convirtió en arena por la fuerza del golpe del Profeta (la paz y las bendiciones de Dios sean con él); y esta es la evidencia de su fortaleza.

El Profeta r poseía coraje, decisión y perseverancia de cara a las más aterrorizantes circunstancias. Esto es lo que le permitía asistir a tantas batallas durante su vida. No hay un solo reporte de que él alguna vez haya pensado permanecer en la retaguardia, incluso a la más mínima distancia. Y esto es lo que llenaba a sus compañeros de admiración y amor; él era un líder obedecido por los jóvenes y los ancianos, incluso cuando la orden no era más que una señal. Esto era no solo porque él era el Mensajero de Alá(la paz y las bendiciones de Dios sean con él), sino por lo que ellos observaban de su coraje, el cual hacia al de ellos mismos verse insignificante, aunque entre ellos había héroes cuya bravura era legendaria.[1]

`Ali ibn Abi Talib (Allah esté complacido con él) dijo: “Cuando la batalla se tornaba furiosa y las dos facciones se encontraban nosotros nos escudábamos detrás del Mensajero de Alá (la paz y las bendiciones de Dios sean con él), y ninguno de nosotros estaría más cerca del enemigo que él.” (Ahmad y an-Nasa’i).  ‘Ali (Allah esté complacido con él) dijo: “El día de Badr vi que nosotros buscamos seguridad junto al Profeta (la paz y las bendiciones de Dios sean con él). Él era el más cercano de nosotros al enemigo y el más fiero de nosotros en la batalla.” (Ahmad)

Durante la batalla de Uhud, Ubayy ibn Jalaf se aproximó en su caballo para matar al Profeta (la paz y las bendiciones de Dios sean con él) y gritó: “¡Oh Muhámmad! ¡No hay escapatoria de mi si debieras escapar!” Los musulmanes dijeron: “Oh Mensajero de Alá (la paz y las bendiciones de Dios sean con él), ¿debe un hombre de entre nosotros atacarlo?” Él contestó: “Déjenlo.”  Cuando él se aproximó, el Profeta (la paz y las bendiciones de Dios sean con él) tomó una lanza de al-Hariz ibn as-Sammah (Allah esté complacido con él) y la agitó tan violentamente que los compañeros alrededor de él se dispersaron. Luego se enfrentó a él y lo golpeó en el cuello haciendo que cayera de su caballo. Este retornó donde Quraish, diciendo: “Muhámmad me ha matado.” Le dijeron: “Pero si estás ileso.” Él dijo: “Si él hubiera golpeado a toda la gente los hubiera matado. ¿No dijo él, ‘Yo te mataré’? Por Alá, si él tan solo me hubiera escupido me hubiera matado.” Finalmente murió en su camino de regreso a La Meca.[2]

Y en la batalla de Hunain, los musulmanes huyeron cuando Hawazin los sorprendió con una andanada de flechas. Pero el Profeta (la paz y las bendiciones de Dios sean con él) se levantó firme frente al enemigo y dijo:

“Yo soy el Profeta; no es una mentira. Yo soy el hijo de `Abd al-Muttalib.” [3]

 Oh Alá, concede paz y bendiciones a Tu amado Profeta Muhámmad (la paz y las bendiciones de Dios sean con él). Déjanos unirnos a él en el Paraíso, Tu hogar de honor, y beber de su noble mano, una bebida después de la cual nunca más nos sentiremos con sed.

 

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[1] De  Muhammad, el Hombre Perfecto, pp.188-189.

[2] As-Sirah an-Nabawiiah de Ibn Hisham, 3/174.

[3] Ajlaaq an-Nabii fil-Qur'an was-Sunnah, 3/1341.

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